Estamos entre la espada y la pared. El aumento del riesgo cardiovascular y los esfuerzos de los científicos para reducirlo y concienciar los sujetos con riesgo alto nos pone frente a una situación difícil. Nadie sabe el bien que tiene, hasta que lo ve perdido. Son muchos los refranes populares que escuchamos cada vez que enfermamos. El corazón es el órgano que más nos preocupa a todos. Pero somos pocos quienes actuamos para prevenir contra las enfermedades cardiovasculares.

En este artículo, vamos a definir los factores de riesgo y recomendaremos las practicas óptimas para disminuir el riesgo cardiovascular.

La aparición de las enfermedades del corazón está relacionada con diferentes factores como el colesterol, los triglicéridos, la presión arterial y el azúcar en sangre. También los hábitos y el estilo de nuestra vida afectan a la salud de nuestro corazón como el control de peso, el deporte, el senderismo, el consumo de alcohol y el tabaco.

El sobrepeso constituye uno de los factores importantes de riesgo cardiovascular junto a otras patologías como la diabetes y la hipertensión arterial. El valor del índice de masa corporal IMC nos proporciona un dato fundamental en la prevención contra el riesgo cardiovascular. Su valor optimo esta entre 20 y 25. Los valores situados entre 25 y 30 indican un sobrepeso mientas los superiores a 30 indican una obesidad.

La hipertensión afecta alrededor de 26% de la populación adulta del mundo. A valores superiores a 135/80 mm Hg se considera una tensión más alta de la normal (120/70 mm Hg). La HTA es la principal causa que aumenta el riesgo cardiovascular y expone los hipertensos a sufrir infartos e ictus. Las medidas dietéticas y el uso de fármacos antihipertensivo junto a un buen seguimiento cardiovascular nos puede proporcionar un control óptimo de la tensión arterial en la mayoría de los países desarrollados.

La diabetes se une a la hipertensión como uno de los factores que incrementan el riesgo cardiovascular. El control de los niveles de azúcar en la sangre reduce considerablemente el desarrollo del aterosclerosis y la cardiopatía isquémica provocada por la patología de las arterias coronarias. Además, los diabéticos pueden sufrir insuficiencia cardiaca debida a una disminución de la capacidad contracción de miocardio. En esos casos, Es imprescindible llevar una vida sana como por ejemplo practicar senderismo, controlar el peso y evitar de fumar.

El colesterol a niveles altos en la sangre participa sistemáticamente en el aumento de la presión arterial depositándose en la pared de la arteria provocando una aterosclerosis. En las últimas tres décadas, se desarrollaron nuevos fármacos llamados estatinas para controlar el exceso del colesterol en la sangre.

Una vida saludable nos puede ayudar de manera eficiente a disminuir el riesgo cardiovascular puesto que la práctica de deporte y especialmente el senderismo, una comida sana y rica en verduras y frutas, los complementos alimenticios adecuados como el Omega 3 y la Coenzima Q10 además de evitar el consumo excesivo de tabaco y alcohol son al día de hoy las principales recomendaciones para prevenir contra las enfermedades cardiovasculares.

La evaluación de riesgo cardiovascular de forma periódica y la realización de un seguimiento de forma periódica por nuestro médico o farmacéutico nos ayudara a controlar los factores de riesgo y poner en práctica las recomendaciones más adecuadas para cada sujeto.

La Coenzima Q10 y la prevención cardiovascular

¿Qué es la Coenzima Q10?

La Coenzima Q10 desempeña un papel importante en la producción de energía ATP de nuestro organismo y la respiración celular cardiaca y por lo tanto facilita las contracciones del musculo cardiaco mejorando la utilización del oxígeno y reduciendo el esfuerzo cardiaco. También se ha demostrado que la Coenzima Q10 presenta una potente actividad antioxidante y estimulante del sistema inmunológico.

La deficiencia progresiva en la producción de la Ubiquinona “Coenzima Q10” por envejecimiento, por el uso de tratamiento anticolesterolémico a base de estatinas o por los tratamientos de HTA como los beta-bloqueadores, es responsable de la aparición de síntomas como las dolencias cardiacas, dolores musculares, cansancio y fatiga.

Uno de los principales efectos secundarios del uso de las estatinas y los beta-bloqueadores es la reducción de los niveles de la coenzima Q10. El colesterol y la CoQ10 comparten la misma ruta biosintética (la vía del mevalonato) que las estatinas inhiben de forma eficiente.

Lógicamente, el aporte externo en CoQ10 en forma de suplemento diario es la mejor opción combinada a cualquier tratamiento hipertensivo y anticolesterolémico.